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Exaltación de la feminidad parte 17 de 20

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En Âu Lạc (Vietnam), había una historia – regreso a la monja que me contó esta historia. Había una historia sobre un nuevo templo que acababa de ser construido, perfecto, hermoso y limpio. Y muchos hombres jóvenes llegaron para convertirse en monjes, por supuesto, con altos ideales y nobles aspiraciones. Pero muchas personas llegaron a ese templo y ofrecieron mucho, muchas buenas ofrendas – tan buenas, demasiado buenas. Entonces, el abad del templo les dijo a estos monjes: “Oh, ustedes son la tabla de picar. Y ellos son los cuchillos. Si no continúan practicando sinceramente de verdad, ellos los cortarán hasta que no quede nada de ustedes”. Y después, no mucho tiempo después, todos los monjes regresaron a la vida laica, se casaron y tuvieron hijos, familia, etc. Esa es una historia verdadera que mi maestra monja me contó.

Por eso les dije que ella me enseñó cosas, me contó historias. También me dijo: “Ten cuidado, no vivas sola en esa pequeña habitación en el campamento de refugiados”. Pero tuve que hacerlo. No tenía a nadie con quien vivir. Prefiero estar sola. Le pregunté: “¿Por qué?” Y ella dijo: “Oh, los fantasmas, muchos de ellos, siempre van a un baño vacío y se sientan allí por la noche también”. Yo le respondí: “No veo ninguno”. O tal vez el Buda cegó mis ojos, para que no sintiera miedo, o el Buda los expulsó para que no me asustaran. Así que continué quedándome allí.

Ella puede ver fantasmas y también puede ver lo que piensas, lo que sientes. Tiene este poder psíquico, clarividencia, no completa, pero en parte.

Y otro monje también estaba en un campamento de refugiados, en otro campamento, más privado, en un edificio privado con otros refugiados aulacenses (vietnamitas). Él predijo mi futuro. Dijo que sería famosa mundialmente. Que sería muy grande espiritualmente. Eso fue todo lo que él me dijo. Y en ese momento, pensé que era muy amable, porque yo era una budista muy devota. Yo hacía ofrendas a los monjes, y muchos monjes y monjas también venían a mi casa. Y los trataba como Budas. No los llamaba Buda, por supuesto. Los llamaba Maestro esto o aquello. Y me refería a mí misma como “su hija”. En Âu Lạc (Vietnam), no solo llamamos a alguien “Maestro”. Maestro es “Sư”. “Phụ” significa padre o madre. O, si es una monja, se les llama “sư cô”, que significa “tía maestra”, y “sư phụ” significa “padre maestro”. Y uno se refiere a uno mismo como “hijo”, “su hijo”.

Oh, hablé acerca de tantas cosas. Espero que puedan digerirlo todo. No importa. Nunca se sabe cuándo, si no tendré la oportunidad de contárselos de nuevo. Considero mi día, cada día, como mi último día. Así que lo que puedo hacer, lo hago. Y si algunos de ustedes no escuchan, no creen, habrá otros que quizá escuchen, que quizá crean, y puedan rescatar sus almas por sí mismos, y puedan volverse más virtuosos, más éticos, más aptos para ser verdaderos humanos, y también para hacer que la sociedad sea más segura, más segura para vivir, y además sus almas serán purificadas, lo cual será mejor para ellos también. Así que yo solo hablo, y quien escuche, escucha. Es bueno para ellos. Quien no escuche, de todas formas tampoco lo sé. No quiero nada, así que no tengo miedo de perder nada. Si alguna de mis palabras puede ayudarlos, den gracias a Dios, den gracias a todos los Budas, a todos los Maestros. No tienen que agradecerme a mí en absoluto. Ellos me inspiran, y antes de cualquier charla, siempre oro, les alabo para que hablen a través de mí, “Que no hable desde un estándar mundano o el ego”.

No considero ninguna charla como mi verdadera charla. A veces incluyo algunos estándares humanos, hago bromas y todo eso, pero no considero que realmente esté enseñando a nadie. Siempre doy gracias a Dios por permitirme hablar de lo que beneficia a otros. Incluso las personas-animales, ellos también escuchan. Desde lejos, sus almas pueden escuchar.

Las personas-animales son tan bondadosas conmigo. Dondequiera que voy, las personas-pájaros vienen y me cuentan esto y aquello. Cuando estoy ansiosa por el mundo o cualquier cosa, ellos vienen y me traen buenas noticias, pero no puedo contárselas. Cuando suceda, lo sabrán. Aun las personas-ratas y todo eso.

Una vez, no me quedé en la ciudad, sino en una especie de suburbio con otras casas alrededor. Y alimentaba a las personas-ratas. Alimentaba a las personas-pájaros, pero las personas-ratas también venían y comían juntas. Y los vecinos lo vieron, así que lo reportaron a las autoridades. Y ellos me escribieron una carta. No me regañaron ni nada. Fueron muy amables y educados. Dijeron: “No los alimente, porque las personas-ratas vendrán a comer, y las ratas pueden transmitirle enfermedades a usted y a sus vecinos y todo eso. Por favor, no los alimente”. Porque si seguía alimentándolos, entonces causarían problemas. Eso es seguro. Primero, son amables y te escriben con cortesía, pero después causan problemas. Podrían multarte o incluso encarcelarte, lo que sea, depende. No conozco mucho sobre las leyes del país. No puedo saber tantas leyes. Así que dejé de alimentarlos.

Y les dije que lo sentía mucho a todas las personas-pájaros alrededor y también a las personas-ratas. Y seguí preguntándoles si ellos estaban bien. Ellos dijeron que estaban bien. Como las personas-gaviotas, que normalmente no les gusta ir a comer a las personas-peces. Dicen que huelen mal. Pero después, si no las alimento, entonces van y comen eso. Me siento tan apenada, Dios mío. Mi corazón está casi roto. Y luego dije: “¿Pero están bien?” Ellos dijeron: “Sí, estamos bien. No te preocupes”. Y las personas-ratas, también les pregunté a las ratas: “¿Qué hacer ahora? Vienen todos los días a comer fácilmente. ¿Y qué pueden hacer ahora? ¿Tienen comida?” Ellos dijeron: “No te preocupes. Encontraremos comida. Lo sabemos. Podemos cuidarnos”. Y las personas-zorros me dijeron cosas similares con tanto amor y trataron de consolarme en lugar de culparme por no alimentarlos. Pero sentí tristeza para siempre.

Pero en la sociedad, en el país en el que vives, ya sea tu propio país o no sea tu país, debes respetar la ley. Si ya conoces esa ley, tienes que respetarla. A menos que no la conozcas, y sin saberlo hagas algo mal, aun así tendrás que soportar el castigo. Así que después de eso, sentí mucha pena. Aún ahora siento pena todo el tiempo. Pero me mudé a otro lugar, y aún ellos vienen y me hablan. Todavía me dicen: “Oh, esto está bien, aquello está bien”, o “Ten cuidado con esto, ten cuidado con aquello”. Donde sea que vaya, ellos vienen, aunque no los alimente. Así que, donde sea que vaya, si veo que las personas alimentan a las (personas)-pájaros y a las (personas)-ratas de alguna forma, porque tienen un jardín más grande, viven más en privado, y pueden alimentarlos, oh, estoy tan feliz, feliz. Y les deseo lo mejor. Digo: “Dios los bendiga, Dios los bendiga” y todo eso.

Pero ya ven, en el mundo tenemos leyes mundanas. Así como en el Universo, también tenemos Leyes Universales. Debemos cumplir con todas las leyes para poder sobrevivir. Pero si tu alma ya está liberada, y llegas al verdadero Hogar – la Tierra de Buda, el Hogar del Cielo – entonces nunca tendrás que preocuparte o temer por nada nunca más. Allí no tienen esas leyes. Ellos no tienen un diccionario que diga “sufrimiento” o “dolor” o “reglas” o “ley”, nada. Porque todos viven en el Cielo, la Tierra de Buda. Todo es bueno, dichoso y feliz todo el tiempo. Lo único que haces es tal vez caminar un poco o visitar a tus vecinos, o ir a rendir homenaje a los Budas, alimentarte, y ni siquiera tienes que caminar o tomar un autobús. Simplemente vuelas. Caminas sobre una nube, por ejemplo. Depende de en qué Tierra estés. O tienes un cinturón en el estómago y simplemente presionas un botón y sales volando, de forma segura, suave, como si estuvieras caminando en el aire. O caminas sobre una nube, y le dices a la nube adónde quieres ir, y entonces ella te llevará allí.

Y tienes casas. Cada uno tiene una gran casa. Cualquiera que sea la casa más grande en el mundo, no es tan grande como tu casa en la Tierra de Buda – por ejemplo, la Tierra del Buda Amitābha. Incluso es como si estuvieras en una flor de loto. Pero esa flor tiene forma de flor, ¡pero es tu casa! Flores grandes, así que no es como un loto pequeño o una casa pequeña, sino algo grandioso, porque allí también eres grande y necesitas espacio. Ni siquiera necesitas esa casa. Es solo que a todos se les da una para que puedan sentarse allí y meditar sin ser molestados por nada. En esa tierra, solo tienes placer y alegría. Lo que sea que quieras, viene a ti automáticamente. Incluso si piensas en algo, entonces eso llega. Pero de todas formas no deseas demasiado allí. Cualquier cosa – te sientes satisfecho, y lo que necesites, muy simple, llega a ti, sin importar lo que necesites.

Y todas las (personas)-pájaros y las personas-animales allí son hermosas, con luz alrededor de ellas, y ellos cantan. Recuerdan a todos que practiquen, que avancen hacia un lugar más elevado. Quizás no porque tengas que ser un Buda ni nada parecido. Es solo que, si eres un Buda, te sientes bien, te sientes mejor con tu propio logro. Y entonces puedes ayudar a otros, como tal vez a tus parientes y amigos que todavía están atrapados en el mundo de sufrimiento o incluso en el infierno. Generalmente, si alcanzas un nivel más alto de conciencia, muchas generaciones de tu clan, de tu familia, también serán liberadas, no irán al infierno. Pero tal vez algunos de ellos, o varios, no siguieron el budismo, o no siguieron a Cristo u otros Maestros, hicieron cosas malas, y entonces tienen que ser castigados en el infierno. Y luego desde la Tierra de Buda, puedes ver a través de los Cielos y la Tierra y el infierno, y ves que tal vez uno de tus parientes o miembros de tu familia, o incluso quizá tu padre o tu madre están sufriendo en el infierno. Entonces puedes bajar y sacrificarte para ayudarlos.

Photo Caption: El tiempo dorado es raro en este mundo fugaz disfrútalo mientras dure
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